Fortalece tu marca y domina la competencia

Por más especial que sea tu producto o servicio, es probable que no sea único. La identidad de tu marca comienza con el análisis profundo de su propuesta de valor, mercado, tono al comunicar y, sobre todo, la forma en la que se relacionará con tus clientes. Lo que diferencia a tu marca de los competidores es lo que se conoce como propuesta de valor. La propuesta de valor te distingue y te hará destacarte de la competencia. Para definir tu propuesta de valor, puedes comenzar por contestar las siguientes preguntas:

• ¿Cuál es el propósito de mi producto?
• ¿Cómo mi producto resuelve el problema del cliente?
• ¿Qué beneficios recibirá mi cliente?
• ¿Por qué el cliente debe elegir mi producto o servicio sobre el de la competencia?

Una vez establecida la propuesta de valor, enfócate en conocer a tu prospecto cliente. Conócelo tanto que este termine convirtiéndose en el asistente de tu negocio. Es importante que crees un perfil de tu prospecto. Toma en cuenta su edad, género, lugar de residencia y poder adquisitivo. Estudia además las audiencias de tus competidores y/o las que ya te visitan o te siguen en las redes sociales. Cuando sepas quién es tu cliente, sabrás cómo hablarle. ¿La comunicación será formal o casual? ¿Seria o cómica? También puedes adoptar un tono informativo o uno dirigido a entretener. Muchas marcas exitosas utilizan un tono que apela a las emociones y a los sentidos de la audiencia. “Uno de los errores más comunes que cometemos es confundir la identidad de marca con el logo”, señaló Felipe Sánchez, estratega de la agencia publicitaria Contáctica. “La identidad de marca se refiere a toda interacción sensorial que el consumidor tenga con el producto”, aclaró. Un ejemplo de interacciones sensoriales son los olores que tu negocio emana; el sonido que hace tu operación; el trato que recibe el cliente. La experiencia del cliente en tu negocio es lo que definirá la identidad de marca y logrará una conexión emocional. De hecho, a la hora de diseñar el logo debes guiarte por cómo el producto hace sentir al cliente. Un logo puede consistir solamente de texto, a lo que se le llama logotipo, o estar acompañado de un símbolo o una figura, lo que se conoce como isotipo. Según la artista gráfico, Anahí Dimo, más allá de la tipografía o la paleta de colores, el logo debe recoger el conjunto de valores sensoriales que un producto sostiene con su audiencia. Para Dimo un buen logo es:

• Simple
• Fácil de leer
• Memorable

Tras haber identificado tu propuesta de valor, tu mercado, tu tono y los elementos emocionales de tu producto, la identidad de marca no será una camisa de fuerza. Como nos explica Sánchez, “la marca es un producto vivo que debe ir evolucionando con las variables sociales”. Para el experto, cambios en la tecnología y en la ideología del entorno social son señales de que es tiempo de revisar la marca. Cuando se habla de identidad, la prioridad es la consistencia, no la permanencia. Tu marca puede transformarse y evolucionar, pero debe ser consistente en sus valores para retener al consumidor y lograr el éxito.

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